Hoy el tema del que trataremos son normas y límites. Buen tema verdad? Esto daría para muchos podcast jjjjjj.
Hemos leído mucho sobre este tema, y lo hemos puesto en práctica todo lo bien que hemos podido. Sabemos que son necesarias y que eso les da seguridad a nuestras criaturas, pero….y cuando se van haciendo mayores?, y cuando son adolescentes?, no tenéis la sensación de que todo eso que parecía conseguido, de repente, no sabes cuando ni porque se ha perdido? Desde la higiene, recoger la ropa de su habitación, Pero qué significa norma?
Principio que se impone o se adopta para dirigir la conducta o la correcta realización de una acción o el correcto desarrollo de una actividad.
Y qué significa limite?
Línea real o imaginaria que marca el fin de una superficie o cuerpo o la separación entre dos entidades..
Punto o línea que señala el fin o término de una cosa no material; suele indicar un punto que no debe o no puede sobrepasarse.
Partiendo que su significado, las normas y límites son los que delimitan el comportamiento, lo valores que queremos transmitirles, son lo que nos ayudan a organizarnos como pequeño grupo y que no exista el caos, y son las referencias que nuestros adolescentes tienen para saber que está bien, que está mal, hasta donde se puede llegar y qué no se debe hacer. Las normas van a dar seguridad, confianza para explorar, contribuyen a mejorar la autoestima y aprenden que la distintas acciones tiene distintas consecuencias.
Desde pequeños, ponemos pequeñas normas casi sin darnos cuenta, es lo que llamamos rutinas: horario de comer y de dormir, cambio de pañales, paseo, cuando son más mayores control de esfínter, no tirar comida al suelo, saludar etc.
Poco a poco esas normas pasan a ser hábitos y no tenemos que prestarle tanta atención y empezamos a incluir nuevas normas acordes a las edades de nuestros hijos e hijas .
¿ Cómo creeis que debe ser nuestro estilo educativo en los primeros años de nuestro hijos? .
Un estilo más autoritario, en el que quede claro quien es la autoridad. No quiere decir que no seamos flexibles, ni que sea autoritarismo pero en principio la normas las ponemos los padres y no son negociables. Por lo tanto, las normas se ponen desde que nacen y van aumentando a medida que van creciendo y las van interiorizando.
Es importante ser coherente ,los niños asumen mejor aquellas normas que ven que se cumplen, que aquellas que les imponemos y luego no ven que se cumplen en su entorno.
Ese dicho de “haz lo que yo te diga y no lo que yo haga” puede funcionar en un primer momento, pero según se hacen mayores dejan de funcionar en la mayoría de los casos. No decir una cosa y lo contrario.
Hay que ser constante, es fundamental para que una norma se cumpla. No se consigue implantar una norma con sólo decirlo, normalmente hay que favorecer que se cumpla, a veces necesitan ayuda para poder ajustarse a lo que se le pide, pueden necesitar varios pasos para conseguirlo, es necesario que los padres estén pendientes de si se cumple o no.
Por último, ser consecuente. Sí se cumplen hay que elogiarlo, dar pequeñas recompensas, reconocer el esfuerzo por cumplir la norma. Si no se cumplen, hay que recordar que tiene que cumplir la norma, y en su caso asumir la consecuencia.
Eso sí, es mucho más efectivo plantear la norma en positivo. Es decir, si le decimos: “cuando recojas tú habitación puedes coger el móvil” es mejor que si le planteamos “sino recoges tú habitación el móvil ni lo tocas”.
Las normas deben ser pocas, concretas e importantes.
Cuando crecen, parece que hay que recordar cosas que ya estaban conseguidas, se intentan saltar normas aunque saben que no pueden, surgen nuevas situaciones en las que a veces los padres no estamos preparado para saber qué hacer. También es más fácil administrar consecuencias positivas o negativas a niños pequeños que cuando son mayores, además solemos tener más recursos.
En este momento es muy importante el cómo hemos implantando las normas desde que eran pequeños. Efectivamente suele generar menos dificultades si los adolescentes están acostumbrados a asumir frustraciones, a saber que no siempre se puede hacer todo lo que se quiere,,que los padres son lo que implantan las normas y sólo pueden negociar hasta un límite
Desde luego si se pretenden implantar en este momento vital es mucho más difícil que se puedan cumplir.
Y….¿ qué hacemos en este momento en el que todo se empieza a cuestionar?:
Lo primero ….
- Paciencia, esta es una virtud que vamos desarrollando según vamos siendo padres, que cuando no lo éramos ni nos imaginábamos las toneladas de paciencia que íbamos a necesitar y que una vez que lo somos, en la mayoría de los casos nos sorprendemos de como podemos tener tanta paciencia con nuestros hijos, cuando quizás en otras actividades de nuestra vida , decimos que no la tenemos. Ejemplo de paciencia infinita diaria: Chicos!! Ir poniendo la mesa que ya va a estar la cena. Lo repetimos, a la tercera vez Chicos! Me estais oyendo?, y con suerte se oye un YA vamos!!!, en la mayoría de los casos, cuando llegan ya está la mesa puesta, pues sino cenamos todo frío.
Solución May: ya no les llamo a voces les mando un whatsapp: la cena está lista. Y cuando llegan se encuentran que la mesa no está puesta y ya tienen que ponerla….
- Mantener unas normas mínimas pero que siempre se cumplan. En cada casa serían unas normas distintas, según sus valores. Por ejemplo, yo pondría el respeto hacia los demás, ya sabéis que suelen sacar un poco los pies del tiesto, mantener momentos en los que la familia esté junta como el momento de comer/cenar juntos, respetar el horario de vuelta a casa, alguna responsabilidad en la casa: sacar al perro, la basura, poner la mesa… A estas edades el tema de la limpieza es lo que peor llevan, limpieza personal y de su habitación, de sus cosas.
- Negociar normas que se quedan obsoletas, pero teniendo claro los límites.
La adolescencia es una etapa en la debemos ir conjugando mayor dosis de confianza, de autonomía pero sin que se nos vaya de las manos, por ello las normas deben ir evolucionando en consonancia, y que tengan siempre presentes que existen unos límites que no deben traspasar.
En mi caso (May), un ejemplo de norma muy básica que ya no aplicamos es la de no levantarse de la mesa hasta que todos hayamos terminado, ahora ya los mayores entre semana, se pueden levantar y continuar con sus actividades,
Sin embargo, ellos ya saben qué si hay más gente, no lo pueden hacer salvo que les demos permiso.
- Reconocer lo que hacen bien aunque sea mínimo, es necesario fijarse en los que sí se mantiene ello es positivo para nuestros hijos y para nosotros mismos. En este punto, yo (May) en particular, he ido aprendiendo y modificando mi actitud, yo era de las que me decía mi hijo, mamá he sacado un 9.5 en matemáticas, y le preguntaba ¿y en qué has fallado?, ahora con mi hija pequeña, veo las cosas de otra manera, educando en positivo les das un plus de autoestima y no encuentran límites en ponerse metas más altas, aunque luego no las consigan, pero ello implica tener que esforzarse un poco más, para su satisfacción personal, no por que sea una exigencia de los padres, ya que en este último caso, si no lo consiguen, la frustración es doble.
- Dejar que hablen, que demanden sus peticiones y escucharles sin prejuzgar o intentar adivinar antes de tiempo lo que van a decir. Debemos mostrar interés en escuchar lo que nos quieren comunicar, evitando que ese intento de comunicación nos lleve al silencio por su parte y al monólogo por la nuestra. En este sentido, debemos ver los problemas como oportunidades para comunicarnos con ellos en una conversación abierta y cercana,
- Y el humor, nunca debe faltar. El humor ayuda a distender, a plantear las cosas de otra manera a ser creativos en la forma de comunicarnos con ellos y por lo tanto a asumirlo mejor. Con el humor todo es más sencillo.
Cómo resumen nos podemos quedar con que a medida que crecen debemos ir cambiando nuestro estilo educativo de más autoridad a más dialogantes, llegando a acuerdos. Teniendo siempre en cuenta qué estamos en planos distintos.
Os deseamos lavines y lavinas que disfrutéis esta maravillosa aventura.